“Un maestro que siente pasión por lo que sabe, vocación por lo que hace y
amor por los que acompaña, es un maestro inspirador que aporta significativamente al cambio social”.
El Desarrollo Profesional Docente DPD) es un proceso complejo que aborda todas las dimensiones del ser humano, inicia desde el primer día de la formación como maestro y nunca termina; bajo una mirada socio-crítica, implica un compromiso profesional de autoaprendizaje que trasciende la práctica educativa; por eso es importante que desde las mismas organizaciones escolares se identifique ¿Qué tipo de formación requieren sus maestros? y ¿Cómo se está llevando a cabo?.
Ser maestro se consolida con la práctica profesional, esta permite descubrir las distintas etapas de su formación, por ejemplo en la formación inicial, se debería profundizar en la práctica de una didáctica que permita dar respuesta a ¿Qué y cómo se aprende en contextos específicos?; en la inserción a la docencia, el trabajo con pares y el trabajo colaborativo, permitirá aprender a ser maestro con el otro y en la etapa de formación en servicio, serán los mismos profesores en colaboración con la institución educativa quienes podrán identificar la necesidad formativa que les ayudará a mejorar los resultados de sus estudiantes, todo esto como resultado del análisis y el consenso del trabajo en equipo, en el que la planificación, organización implementación y evaluación, pueda ser materializada con los recursos suficientes en el marco de un clima organizacional favorable para todos.

Es así, como uno de los componentes del DPD en el que la acción pedagógica puede conducir a la construcción de aprendizajes significativos es la formación permanente del maestro, la cual acompañada de la lectura de los contextos, el análisis de los entornos y el conocimiento de los procesos de aprendizaje de los estudiantes, implica continuos cuestionamientos y profundas reflexiones; en ellas la motivación intrínseca de los maestros, sus saberes y sus creencias pueden impactar la práctica educativa; ahora si bien es cierto que el DPD debe surgir del interés particular de cada profesor, es necesario que la búsqueda de respuestas pueda realizarse en cooperación con sus pares, por eso la creación de Redes Colaborativas de Aprendizaje Docente, son un camino interesante para abordar.

Por consiguiente, ver el Desarrollo Profesional de los maestros no en función de los intereses particulares que un profesional pueda tener, sino en función de la mejora de los resultados de sus estudiantes y en el desarrollo de un trabajo en equipo en el que sus esfuerzos aunados a los de los otros profesores pueden generar una cultura de cambio al interior de la organización hace que se puedan alcanzar resultados más rápidos y efectivos; De igual manera, la formación informal de los profesores puede ser un complemento en el desarrollo profesional individual, en el desarrollo del colectivo docente y en el desarrollo mismo de la organización, aún más cuando este tipo de formación surge del interés propio del grupo de docentes al identificar una necesidad puede permitir acciones rápidas; igualmente, la gestión continua de este tipo de formaciones profesionales como parte del proceso interno del centro educativo les permite avanzar hacia la consolidación de una organización autónoma que constantemente está aprendiendo.
En conclusión, el Desarrollo Profesional de un maestro se logra en la práctica misma del ejercicio de sus competencias y habilidades al enfrentarse a los dilemas y situaciones que se presentan día a día, al estar en contacto con la comunidad, con sus estudiantes, con las familias, con el entorno, con el contexto en el cual se requiere.